Estábamos ahí, la pequeña Oly y yo, rumbo a la única fiesta que salió este viernes por casalachingada la Tepozanes, cuando ambos sugerimos (creo que solo esperamos el momento adecuando) "Y si nos vamos nosotros 2 al Spot... como antes".
No tardamos ni 2 minutos cuando me vi cruzando la avenida rumbo al callejón donde se ubica en mencionado establecimiento.
(¡Oh! lo olvidaba, Fanny nos acompañó).
Transcurrió el tiempo.
Fue tortuoso esperar que Fanny se esfumara para dar paso a nuestro verdadero YO. Y aunque fue poco tiempo en verdad, lo hubo.
Penas, frustraciones y sobre todo, recuerdos rondaron nuestra plática. Me complació el cómo había un mutuo bienestar de uno con el otro en esos ambientes y lugares. Cómo sabíamos que entre nosotros 2, los prejuicios de nuestros amigos se iban a la chingada y podíamos hacer todo eso que nos venía en gana. Cómo siempre lo habíamos sabido, y aun con eso, nos distanciamos en ese aspecto donde nos sentíamos tan hermanados.
Recordamos muy rápido el primer año; luego tercer semestre; luego cuarto, lo cual tomó más tiempo; y lo más reciente de quinto. Planes e ideas flotaron. Historias recurrentes, necesarias, y me di cuenta de lo bien que concordamos. Vimos a los chicos de primero que cuando ya estaban en las últimas, no hicieron más que recordarnos a nosotros mismos hacia 2 años.
No es coincidencia: con ella caí por primera vez en el lugar en el que estábamos, un año antes. Fue como regresar al inicio a hacer un recuento de los "raspones" un año después de la primera vez ahí y 2 después de que la historia comenzara. Y aunque violenté algunos de mis principios, no importa. Con Oly, ellos se van sin que me de cuenta, para disfrutar, para entender, que no todo está perdido y no todo está tan mal. Que tenemos esas oportunidades y depende de nosotros tomarlas. Que ella será mi acompañante mucho tiempo más, por que desde el principio lo fue.
Desde siempre, gracias, peque.
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