jueves, 21 de abril de 2011

Efímero

Me pasa que no supero cada uno de los detalles que tengo bien grabados en mi cabeza; todo lo que le concierne.

Me pasa que hasta ese "Iuuuu, el novio 'recuarteador' de Mich", lo tengo perfectamente anotado; o cuando hiciste el reply "dile que no se azote, que la vida no es tan mala", no lo olvido. Tu desapego, tu falta de explicación a aquel conflictivo "Dejen de eso, #DosDeAbril.", me sigue desgastando; sólo dijiste "tengo que dejar de expresarme así...", y eso, eso no logró tranquilizarme nada, porque yo no espero que dejes de ser como eres, sino que me dijeras que no se refería a él. Sucede que recuerdo tan nitidamente la forma en cómo lo estalqueabas, en cómo te causaba incertidumbre, congoja, el encontrarlo de nuevo, el saber que seguía ahí. Espero que todos los verbos que conjugo en pasado participio estén bien.

Saber que está cerca de ti, me encoleriza, me consume, me hace rabiar de impotencia.

Me dijiste que ya tenía tiempo de la "última vez que lo intentaron", y me consoló. Quiero entender y comprender cuando me dices que "ya pasó", pero las muestras implícitas que me das de que aun no, valen mucho, mucho más que el sólo decirme "sólo estás tú"; y valen más porque son posteriores a esa "última vez que lo intentaron". Si se nubla un poco tu recuerdo con las "muestras implícitas" de que hablo encontrarás algunas en el segundo párrafo. Y son muchos, son muchos más detalles, y los sé discriminar, sé cuáles son a razón suya, y cuáles son por otra cosa. Porque eres obvia, porque te conozco, porque se nota. Lo estalqueo porque tú lo haces menesteroso para mí, para confirmar cuando haces mención de él, y no dejarlo a mi intuyente y estúpida paranoia. 

A mí me tiene sin cuidado quién es o lo que haga, y lo sabes, yo no tenía interés ni siquiera en memorizar su nombre. Pero tú lo hiciste necesario, tú y tus muestras de recuerdo, de casi invisible apego.

No quiero redundar, pero es inevitable, porque también pareciera que tú redundas en las cosas que has hecho o que hemos logrado para "que eso pase"; y repentinamente se renueva, por llamarlo de algún modo, y volvemos o vuelves a lograr "que eso pase". Como cuando empezamos a estar juntos, cuando nos besábamos como si nuestros labios se fueran a acabar, como cuando hemos ido caminando en la calle y todas las veces que me has dicho que "eso ya pasó". 

Saber que contactaste a la chica con la que lo compartiste, y la que más mella hizo en ustedes, y que hablaron y arreglaron noséqué madres me confundió. ¿No ya había pasado? ¿No ese asunto ya "se cocía a parte"? Entonces, ¿te caía bien o te caía mal? Nunca te pregunto de nada por miedo a oír algo que no quiera oír. Es una indiferencia que me acongoja. Y es una muestra más, y de las más grandes, con las que me haces notar que, quiera o no, sigue ahí. Y no, no confundamos, no me causa mayor problema que hables con quien quieras (qué no sea él, obviamente). 

No me puede causar celos nadie más, porque con él tengo para enfermar mi hígado, para ahogarme en mis líquidos biliares.

Si, sí hay pendejitos que me hacen cagar en la hostia con lo que te dicen, pero cualquiera de esos lamehuevos me tienen sin cuidado, porque ahí sí estoy totalmente seguro que me prefieres y me quieres a mí.

Y cuando menos noto, lo que sé de él, y que pienso que está bien, lo intento imitar, para que no te vayas, para que no lo prefieras, para que, aunque me digas que ya se fue, yo acabe de sacarlo, porque ya es obvio que no te creo. A veces concluyo en que 'sacarlo' de ti es mucho para mis inútiles cualidades o intentos.

Tal vez yo sólo sea el estado de sopor para un nuevo arrebato suyo. Sólo sea yo el que ayude a limar asperezas, a olvidar, o hacer recordar con un poco menos dolor, y continuar lo (bueno o malo) que tenían. Tal vez, aunque yo no quiera, sólo represente eso.

Tal vez me esté dando importancia de más.

Tal vez hasta yo soy momentáneo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario